Una vez cierta nutrióloga me dijo que más que hábitos de alimentación, ella atendía emociones, y tiene mucha razón, pues hay ocasiones en las que más que apetito, tenemos una sensación de hambre que está solo en nuestra mente.
Lo anterior se refiere a que, si bien comer es uno de los grandes placeres de la vida, también recurrimos a la comida cuando tenemos problemas. De acuerdo la experta en nutrición Elisa Markhoff, aunque no se trata de un transtorno alimenticio, el 70% de la población cae en este comportamiento y por eso no son capaces de seguir una dieta por un largo tiempo.
Varios expertos coinciden en que según sea el sentimiento que te invade, es el alimento que deseas, por ejemplo, si mueres por algo dulce es porque siente falta de cariño; mientras que el antojo de comida salada, está relacionado con la soledad.
Teorías hay muchas, lo que es cierto es que si sufres de hambre emocional es casi imposible que cumplas una dieta para bajar de peso. La buena noticia es que puedes lidiar con este padecimiento tomando en cuenta los siguientes tips:
* Cambia tu rutina y distráete al menos 20 minutos al día, sal a correr o haz algún otro ejercicio, lee un libro o escucha música.
* Meditar te ayudará a reducir el estrés y mantenerte activa.
* Si te sientes rebasada por las ganas de comer, convierte el antojo en algo saludable.
* Lleva un registro de lo que comes en pequeñas notas, también procura escribir cómo te sientes, así sabrás qué es lo que te hace falta y qué necesita tu mente.
Ahora que ya conoces algunos puntos importantes del hambre por ansiedad, pon en práctica nuestras sugerencias para tener una alimentación más saludable.