¿Constantemente te quedas a la mitad de tus proyectos por miedo al fracaso? Si tu respuesta es sí, y quieres cambiarlo estás leyendo el post indicado.
El primer paso es identificar ¿a qué se debe exactamente esa inseguridad?, si es por el miedo a “qué dirán los demás”, “¿y si luego me arrepiento?”, o por no sentir que estas a la altura. Debes aprender a seguir adelante a pesar de esos pensamientos negativos. ¡Solo hazlo y no lo pienses tanto!
Si te sirve de algo, la ciencia dice que da más miedo dejar algo que te apasiona a algo que jamás te ha gustado. Es completamente normal que te atemorice comenzar algo nuevo, pero no quiere decir que todo va a salir mal, al contrario es tu oportunidad para prosperar.
Pon en práctica los siguientes consejos y atrévete a salir de tu zona de confort.
Identifica las razones por las que haces el cambio
El motivo de los arrepentimientos surge cuando no estabas completamente segura de querer realizar ese cambio. Antes de poner el plan en marcha analiza ¿cuáles son los verdaderos motivos que te inspiran a hacerlo? Cuando estés 100% decidida ¡manos a la obra! Ejecútalo.
Investiga antes de lanzarte
Siempre es importante tantear el terreno, el miedo puede surgir cuando no tienes mucha información acerca de tu próxima decisión que te orillan a pensar en los problemas que quizá te puedas enfrentar. Si investigas antes de tendrás una idea más clara y seguro tu angustia va a disminuir.
No lo pienses tanto
Darle vueltas y vueltas a un solo plan puede crear un limbo de los miedos. Si ya analizaste bien los motivos de porqué te conviene realizar ese plan, tienes toda la información necesaria y lo principal te motiva hacerlo, ¡no lo pienses más! Deja el bloque mental a un lado y continúa, si resulta ¡perfecto! Y si no, ya tendrás mejores oportunidades.
Ten confianza en ti
Este punto es el más importante, si no confías en ti ¿quién más lo hará?, no te puedes quedar mal a ti misma, así que comprométete a cumplir ese objetivo que tanto deseas y lucha hasta alcanzarlo. Sea cual sea el resultado, tu mejor recompensa será descubrir la capacidad y fuerza de voluntad que quizá no sabías que tenías.
Qué nada te detenga, ¡Tú puedes!