Tener las cosas bajo control, está bien, pero obsesionarse con todo y ser una controladora solo te ocasionará problemas, aprender a delegar puede ser la mejor solución.
La mayoría de las ocasiones, las personas controladoras tienen la creencia de que si no hacen las cosas ellas, simplemente no sucederán, esto puede deberse a un problema de desconfianza hacia los demás o a querer ahorrar tiempo y esfuerzo en la realización de las tareas.
Te suenan familiares frases como “Si quieres así déjalo, ahorita yo lo hago”, “Mejor yo lo acabo…”, “Si quieres que las cosas salgan bien, hazlas tu misma”, si tu respuesta fue si, tal vez eres una persona controladora.
El interés por controlar todo puede ocasionar reacciones químicas que derivan en estrés y entre más quieres controlar, mayor malestar físico, mental y emocional vivirás.
Por fortuna, hay una palabra mágica que te ayudará enormemente, se llama delegar, puedes comenzar por asignar pequeñas tareas a tus colaboradores más cercanos para ir generando confianza.
Después, delégales funciones más específicas o complejas, al inicio sentirás la necesidad de supervisarlos o de rehacer las tareas, ¡no lo hagas! es mejor indicarles qué pueden mejorar y poco a poco verás cómo mejoran en los procesos y entregas de las responsabilidades que les asignaste.
El camino será largo, pero recuerda, delegar es el primer paso para aliviar la carga, el estrés y los conflictos que puede desencadenar ser una persona controladora.
Te invitamos a poner en práctica este consejo para que tu productividad aumente de manera significativamente.